¡Voy a intentarlo!
Vivía en Barcelona, en la carretera de Sans, y cuando me casé vine a vivir a Sant Boi. Para mí fue un cambio radical, de una ciudad ruidosa a un pueblo tranquilo, porque aunque no lo parezca ahora Sant Boi en 1960 era aún un pueblo con una quietud que a mi me parecía demasiado, acostumbrada al trajín de la ciudad.
Los primeros meses lo pasé fatal, me despertaba la quietud de la noche y me faltaba el ruido de los raíles del tranvía que pasaban casi toda la noche por la carretera. Entonces aún circulaban los tranvías.
Poco a poco me fui acostumbrando a este pueblo.
Al año nació mi única hija, entonces ya no estaba tan sola. Además tuve la suerte de tener unos buenos vecinos.
Pasó el tiempo y me puse a trabajar.
Mi hija se hizo mayor y se casó y vino al mundo mi única nieta. Con ella volví a ser madre, pues mi hija trabajaba y yo cogí la jubilación anticipada para poder cuidar a la pequeña que ahora ya tiene 17 años, aunque para mí sigue siendo mi pequeña.
¡Ahí tenéis un retazo de mi vida!
Carmen Guasch
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