Vivíamos en un cortijo, 5 familias, la de mi padre y la de sus cuatro hermanos. Trabajábamos los campos y criábamos animales.
A los 7 años empecé a vender fruta y leche por las calles. En el cortijo, los mayores llenaban las alforjas del borrico con la mercancía y ¡ala Julia a ganarte las habichuelas!
Ahora los niños tienen propina sin hacer nada, yo trabajaba pero el dinero era para la casa, yo no me quedaba con nada.
Además de ir a vender también cuidábamos las ovejas, tanto yo como mis hermanos y primos.
Otro trabajo que hacíamos los niños era llevar la comida a los hombres que estaban trabajando en los campos. Por el camino íbamos cogiendo habas, garbanzos...
Con todo este trabajo no había tiempo para ir a la escuela.
Cuando mi padre y sus hermanos vieron que la emigración nos ofrecía una vida mejor, nos vinimos a Barcelona. Yo tenía 12 años y a esa edad tan temprana me pusieron a trabajar limpiando casas.
A los 14 ya estaba trabajando en una fábrica de cables que estaba en
Esta ha sido mi infancia.
Julia Arellano
Participante en el Col.lectiu Suma
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