Él encontró trabajo en la construcción, pero en aquellos años se ganaba poco y no nos llegaba el sueldo para comer y todo lo que se necesita para sacar adelante la casa.
Teníamos entonces el niño pequeño, pero como no conocíamos a nadie, no teníamos con quien dejar al pequeño para poder ir yo a trabajar y ayudar con los gastos.
Entonces pensamos en comprar una máquina de coser y como ese oficio a mi se me daba muy bien, me busque una fábrica de pantalones tejanos que me daba faena para hacer en casa. Así pasamos muchos años. Mi marido aprendió a coser y cuando llegaba de trabajar me ayudaba a coser, entonces ya teníamos dos máquinas y mucha faena para hacer. Mi hijo aprendió a coser a la edad de 8 años y nos ayudaba lo que podía.
¡Es muy malo llegar a Barcelona sin conocer a nadie!
Pero nuestro trabajo y esfuerzo han dado su fruto, hemos salido adelante, nos compramos el piso y ahora vivimos sin ahogos económicos
Josefa García
Participante en el Col.lectiu Suma
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