Lo que nunca pude hacer lo estoy haciendo ahora con 65 años.
Yo nunca pude ir a la escuela. Mi padre tenía campos y algún animal; éramos cinco hermanos y todos teníamos que ayudar. Cada uno nos ocupábamos de algo. Mi padre era viudo, mi madre murió y él tuvo que salir adelante con los cinco pequeños.
Pero no es eso lo que quiero contaros. A los 65 años estoy muy contenta de poder asistir a clase y poder estar con personas tan agradables y tan humanas. No ayudan desinteresadamente y nos enseñan lo que ellos han aprendido.
Yo cuando me jubilé pensé que era el momento de poder estudiar y me puse a buscar donde podía encontrar un lugar donde los adultos podíamos aprender y lo encontré en el Col·lectiu Suma.
Empecé haciendo un curso de informática, pero me di cuenta que necesitaba un curso de alfabetización, ya que la informática y también internet necesita una base cultural.
Ahora con mucho entusiasmo y mucha ayuda voy aprendiendo, que ilusión por aprender tengo mucha; otra cosa es la memoria, que no retienes todo lo que quisieras.
Mi marido al ver lo contenta que yo estaba de venir a clase, se animó a venir conmigo, así que venidos los dos juntos.
Aparte de aprender nos sirve para salir de casa y relacionarnos con más personas y pasárnoslo muy bien.
¡Espero poder continuar mucho tiempo y aprender todo lo que en mi niñez no pude!
Les doy las gracias y los colaboradores que nos acompañan en las clases. Me ayudan a cumplir con algo que siempre había soñado y que hasta ahora no pude realizar: poder aprender.
¡Quiero seguir mucho tiempo dando guerra!
Elena Rubio
Participante en el Col.lectiu Suma
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