De niña chica empecé a trabajar cuidando las ovejas y ayudando a mi madre en los trabajos de casa porque ella estaba enferma. Cuando tenía 16 años me vine a trabajar a Barcelona, para entonces la hermana que me seguía ya podía hacerse cargo del trabajo que realizaba yo.
Vivía en Horta y trabajaba en una empresa textil que estaba cerca de la plaza España. Salía de casa a las cinco de la mañana. Allí estuve trabajando cinco años.
En el año 61, ya teníamos a nuestro hijo mayor y nos vinimos a vivir a Sant Boi y aquí nacieron mis otros dos hijos.
Cuando la pequeña tenía 2 años empecé otra vez a trabajar fuera de casa; trabajaba de limpiadora en el ambulatorio. El horario era de tres de la madrugada hasta las nueve.
Cuando volvía a casa, mis hijos ya estaban medio arreglados para ir al colegio, estaban bien enseñados y los mayores ayudaban a la pequeña.
Con el esfuerzo de los dos hemos podido comprarnos el piso, sacar adelante a nuestros hijos y poder vivir con desahogo.
He disfrutado trabajando, porque el trabajo dignifica a las personas. Además he conocido mediante el trabajo a personas excelentes. Mis compañeras de faena han sido majísimas, teníamos mucha confianza y aún hoy cuando nos encontramos nos da alegría, recordamos los viejos tiempos y nos contamos nuestras cosas tanto las buenas como las regulares.
Yo creo que es bueno que la mujer trabaje porque eso te espabila para enfrentarte a las dificultades de la vida y además te hace sentir útil.
Flori de Pedro
Participant
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